CRONICAS

26.02.2015 19:54

La boda de Don Dante Cusi.

La boda de Don Dante Cusi.

 Por Hipólito Hernández Huerta

Cronista de Nueva Italia

Doña Alou Escandón Cusi, descendiente directa de don Dante Cusi, en su ensayo titulado: COMPENDIO DE UNA VIDA REALIZADA, LOS CUSI EN MICHOACAN escribe lo siguiente:
Mi inolvidable e increíble bisabuelo, Dante Cusi. Venido de un pueblito llamado Carrione di Gambara, cerca de Brescia en Lombardía, Italia. Nació el 17 de noviembre de 1848 allí en Italia y murió en su casa en la Calle de Córdoba, Col. Roma, en la Ciudad de México en 1932, a la edad de 84 años.
Reveces de la vida lo motivaron a emigrar a América, que era su sueño. Un italiano amigo suyo de Milán, que había emigrado a América y había llegado a Uruapan en Michoacán, le contaba que el Presidente Don Porfirio Díaz les estaba dando muchas facilidades a los migrantes que quisieran venir a trabajar a México, y lo invitaba de socio con otros italianos. Aquí vivió con su familia en su segunda patria; Michoacán, tierra hermosa, noble, rica, donde él como emprendedor no dudo en luchar y trabajar tenazmente logrando fundar unas haciendas: Lombardía y Nueva Italia. Don Dante Cusi sus dos hijos, Eugenio y Ezio, este ultimo fue mi abuelo materno, todos, convirtieron gran parte de Tierra Caliente en una especie de Lombardía.
Don Dante tenía un gran carácter, luchaba fuerte, era tenaz y audaz, no se amedrentaba con nada y está seguro de haber nacido con buena estrella. El y sus dos hijos trabajaron y lucharon juntos, a propósito, no los dejo casar hasta los 35 años. Enrico con una señorita Italiana y Ezio con mi abuela materna, Concepción Montaño Luna de Cusi, en la iglesia de Santa Brígida en 1908 en México, D.F. Nacida en Michoacán.
Llegaron a México e inmediatamente se fueron a la estación Lagunillas en Pátzcuaro y a caballo de ahí, molidos y cansados, llegaron a Uruapan.
Por desgracia no fue larga su permanencia en Uruapan pues mi abuelo encontró una hacienda llamada La Huerta, cerca de Apatzingán, y arregló todo para que se fueran para allá. Con el tiempo se asoció con Don Luis Broschi y los dos rentaron un rancho de 4 mil hectáreas, con abundante agua que le llegaba de los manantiales de Parácuaro. Tenían que cuidar mucho el capital, pues era escaso. Sembraron arroz, y tuvieron la suerte de poder arrendar un mortero que servía para descascarar el arroz, se llamaba el Cangrejo. Y además tenía una buena caída de agua.
Asi como don Dante llegara a estas hermosas tierras también llegó tiempo después don Pablo Abrego Jorge junto con su familia y fundaron el Letrero que era una de las ordeñas establecidas en este lugar, en cierta ocasión me comentó que la Morisqueta es un platillo de esta región y que los trabajadores preparaban el arroz y ya listo lo ponían en una servilleta bien mojada y lo envolvían, luego lo colocaban en los rescoldos de la lumbre y la tapaban y se cocía a vapor quedando esponjosa y de buen sabor, ya luego preparaban el chile con queso utlizando el tomate llamado tinguaraque que crecia en esta zona, ya depues la comenzaron a cocer el jarros de barro siendo una de las mas sabrosas la morisqueta que vendían las bellas durmientes en la avenida Lázaro Cárdenas frente a la mercantil mueblera quienes también hacían los buñuelos endulzados con piloncillo y cocidos en anfre de carbón.
Este es nuestro bello Nueva Italia y donde está por cumplirse un año mas de la expropiación pero donde ya se ha ido perdiendo la esencia de la fiesta ejidal.
Hasta la próxima.