CRONICAS

La boda de Don Dante Cusi.
Por Hipólito Hernández Huerta
Cronista de Nueva Italia
Doña Alou Escandón Cusi, descendiente directa de don Dante Cusi, en su ensayo titulado: COMPENDIO DE UNA VIDA REALIZADA, LOS CUSI EN MICHOACAN escribe lo siguiente:
Mi inolvidable e increíble bisabuelo, Dante Cusi. Venido de un pueblito llamado Carrione di Gambara, cerca de Brescia en Lombardía, Italia. Nació el 17 de noviembre de 1848 allí en Italia y murió en su casa en la Calle de Córdoba, Col. Roma, en la Ciudad de México en 1932, a la edad de 84 años.
Reveces de la vida lo motivaron a emigrar a América, que era su sueño. Un italiano amigo suyo de Milán, que había emigrado a América y había llegado a Uruapan en Michoacán, le contaba que el Presidente Don Porfirio Díaz les estaba dando muchas facilidades a los migrantes que quisieran venir a trabajar a México, y lo invitaba de socio con otros italianos. Aquí vivió con su familia en su segunda patria; Michoacán, tierra hermosa, noble, rica, donde él como emprendedor no dudo en luchar y trabajar tenazmente logrando fundar unas haciendas: Lombardía y Nueva Italia. Don Dante Cusi sus dos hijos, Eugenio y Ezio, este ultimo fue mi abuelo materno, todos, convirtieron gran parte de Tierra Caliente en una especie de Lombardía.
Don Dante tenía un gran carácter, luchaba fuerte, era tenaz y audaz, no se amedrentaba con nada y está seguro de haber nacido con buena estrella. El y sus dos hijos trabajaron y lucharon juntos, a propósito, no los dejo casar hasta los 35 años. Enrico con una señorita Italiana y Ezio con mi abuela materna, Concepción Montaño Luna de Cusi, en la iglesia de Santa Brígida en 1908 en México, D.F. Nacida en Michoacán.
Llegaron a México e inmediatamente se fueron a la estación Lagunillas en Pátzcuaro y a caballo de ahí, molidos y cansados, llegaron a Uruapan.
Por desgracia no fue larga su permanencia en Uruapan pues mi abuelo encontró una hacienda llamada La Huerta, cerca de Apatzingán, y arregló todo para que se fueran para allá. Con el tiempo se asoció con Don Luis Broschi y los dos rentaron un rancho de 4 mil hectáreas, con abundante agua que le llegaba de los manantiales de Parácuaro. Tenían que cuidar mucho el capital, pues era escaso. Sembraron arroz, y tuvieron la suerte de poder arrendar un mortero que servía para descascarar el arroz, se llamaba el Cangrejo. Y además tenía una buena caída de agua.
Asi como don Dante llegara a estas hermosas tierras también llegó tiempo después don Pablo Abrego Jorge junto con su familia y fundaron el Letrero que era una de las ordeñas establecidas en este lugar, en cierta ocasión me comentó que la Morisqueta es un platillo de esta región y que los trabajadores preparaban el arroz y ya listo lo ponían en una servilleta bien mojada y lo envolvían, luego lo colocaban en los rescoldos de la lumbre y la tapaban y se cocía a vapor quedando esponjosa y de buen sabor, ya luego preparaban el chile con queso utlizando el tomate llamado tinguaraque que crecia en esta zona, ya depues la comenzaron a cocer el jarros de barro siendo una de las mas sabrosas la morisqueta que vendían las bellas durmientes en la avenida Lázaro Cárdenas frente a la mercantil mueblera quienes también hacían los buñuelos endulzados con piloncillo y cocidos en anfre de carbón.
Este es nuestro bello Nueva Italia y donde está por cumplirse un año mas de la expropiación pero donde ya se ha ido perdiendo la esencia de la fiesta ejidal.
Hasta la próxima.