LOS VALIENTES

26.02.2015 20:11

Por Hipólito Hernández Huerta
Cronista de Nueva Italia

Campos de arroz en Nueva Italia.

Campos de arroz en Nueva Italia.

Con la conformación del ejido Nueva Italia en el año de 1938 las cosas empezaron a cambiar, ya integrado comenzaron a despertar aquellos que habían llegado traídos de la cárcel de Morelia para trabajar en la limpieza de los terrenos que se encontraban llenos de maleza propia de la región como huizaches y otras más de la zona semidesértica, estos personajes se empezaron a organizar en gavillas y otros más como gatilleros de los recién llamados caciques que aun se les recuerda y que formaron grupos para dominar a los ejidatarios.
No toda la gente venida de estos lugares se quedó en Nueva Italia, otros regresaron a sus lugares de origen para reunirse con sus familias y empezar una nueva vida pero la gran mayoría se entremezcló con los ya oriundos de este lugar y recibieron su dotación de tierra que consistía en diez hectáreas, un cerril y un lote urbano para edificar sus viviendas,
En esos tiempos surge Ramón Saldaña que hasta un corrido le compusieron, a este personaje también le gustaba trabajar y se iba a los manchones que eran líneas de terrenos sembrados con arroz en donde don Luis Aguilera les tomaba el tiempo trabajando, estos manchones que terminaban en el rio formaban las llamadas suertes.
Antes de la siembra de arroz utilizaban personal para limpiar los terrenos a destajo y a cada trabajador le dan de quince a veinte brazadas según estuviera de ancha la suerte, una de las suertes más ancha estaba por el lugar conocido como Cama de Piedra por el rumbo de El Ceñidor la cual tenía de doscientos a trescientos metros y los destajos eran de seis brazadas de punta a punta.
En ese tiempo todos los trabajadores hacían su faena entre el agua no como en la actualidad donde el arroz se planta de manera diferente, muchos de los que trabajaron en las tablas de arroz padecían de dolor de piernas y rodillas como si fuera fiebre reumática por pasar tantas horas dentro de los terrenos inundados.
El valiente Ramón Saldaña esperaba que llegara don Luis Aguilera y don Carlos del mismo apellido y le preguntaban a Ramón: Tú Ramón cuánto vas a querer de semanario y él les decía: a mí póngame quinientos pesos cuando lo más que pagaban por manchón eran doce pesos, don Luis le contestaba: no Ramón eso es mucho dinero, éste le contestaba a don Luis: hay tú verás Luisito y le ponía la mano a una pistola 38 que portaba. Sí Ramón lo que quieras le contestaba don Luis.
Eran tantos sus desplantes de valentía que le cargaron el gobierno y en ese tiempo llegó un teniente llamado Felipe Juárez el que empezó a buscarlo encontrándolo por donde estaba el Banco de Crédito Ejidal; Ramón al verlo sacó una guadaña que traía siempre consigo y le partió la cabeza sin darle tiempo de defenderse; Ramón huyó a Lombardía y después de esto llegó otro representante del gobierno y por eso dice el corrido: si ven a Ramón Saldaña vivo o muerto me lo traen, pues por robar al ejido ya no tiene salvación. Y por matar al teniente al filo de su guadaña.
Con el tiempo siguen surgiendo valientes pero que fueron consientes de lo que hacían.